Los piercings llamados tragus son perforaciones que se
realizan delante del conducto auditivo externo, en la parte saliente de la
oreja que justamente lleva ese mismo nombre. Se trata de una perforación que se
hace con una aguja fina y hueca, donde se colocan joyas que suelen ser pequeñas
en relación con la misma pequeñez de la zona perforada.
No se trata de un piercing muy doloroso, pues se trata de
una zona con muy pocas terminaciones nerviosas. Sin embargo, sí se trata de un
piercing que resulta considerablemente difícil en cicatrizar. Es más, los
cuidados posteriores y el respetar el tiempo de cicatrización se vuelven cuestiones
muy importantes en este tipo de perforaciones.
Al hacernos un tragus debemos ser particularmente cuidadosos
debido a que, por su ubicación, corren el riesgo de infectarse con mayor
facilidad que otros piercings en las orejas.
Los cabellos que lo rozan o los residuos de productos para
el cabello pueden generar grandes problemas si el piercing no es desinfectado
correctamente durante las mencionadas 18 semanas. Como se trata de una zona muy
pequeña de la oreja, la inflamación que generan las infecciones puede provocar
que el pendiente quede atrapado en la piel y esto es algo grave que requiere de
una cirugía para su solución.
Para evitar todo tipo de complicaciones, los profesionales
recomiendan higienizar bien la zona empapándola con suero fisiológico para
drenar la herida y luego desinfectarla con agua tibia y jabón neutro, sin tocar
costras, enjuagando y secando bien al terminar.
Teniendo en cuenta esta
información y conociendo los cuidados y precauciones que implican este tipo de
piercings, podremos estar más atentos y de esa forma lucir este atractivo tipo
de piercing sin ningún tipo de problema.
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