jueves, 26 de noviembre de 2015

Piercing en las mejillas

Los piercings en las mejillas son un piercing muy útil para aquellas personas que tienen hoyuelos al sonreír.

Y si no tienes hoyuelos, con este piercing simularás muy bien que los tienes. El proceso es muy sencillo y no posee grandes problemas, ya que el lugar perfecto de las mejillas para hacértelos lo encuentras fácilmente presionando con tu dedo índice sobre el borde de tu sonrisa. 
Además, las mejillas no duelen mucho, por lo que el proceso de sanación será menos molesto.

Debes tener cuidado de no hacértelo muy detrás, pues puede causar problemas con la glándula parótida, ubicada más o menos a la altura del primer molar.

Los piercings en las mejillas pueden ser algo problemáticos si no se toman los cuidados posteriores adecuados.

Si el piercing se está moviendo constantemente, entonces el área perforada puede irritarse, retrasando la curación de la herida. Esto sucede si masticamos comidas duras o muy elásticas y resistentes.
También se puede producir daño cuando tenemos la costumbre de morder el piercing.

El deterioro del piercing se genera en ocasiones cuando piezas grandes de piercing se dejan sin cambiar, tras el período inicial de cura, cuando ya no está tan hinchada la zona. 
Muchas personas no pueden evitar jugar con la bola de su piercing, aflojándola y eventualmente tragándosela por accidente.

El piercing en las mejillas es muy invasivo, ya que penetra la mejilla por completo, llega hasta la cavidad oral y casi siempre se hace de manera simétrica, en ambos lados de la cara. Algunas personas se lo hacen para crear hoyuelos que no tienen naturalmente. 
El problema con este piercing es que, por la ubicación, puede escaparse un poco de líquido durante la ingesta de alguna que otra comida o bebida. Además, a veces puede generarse un olor desagradable, siendo sumamente importante la higiene.








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